Pilates para embarazadas.


El ejercicio en el embazado es una de las actividades más recomendadas a fín de mantener una buena tonicidad muscular y el cuerpo preparado para el parto. El método Pilates aplicado de forma adecuada para el embarazo puede ser una actividad ideal durante estos meses.
Durante el embarazo, algunas partes del cuerpo se modifican especialmente: La pelvis, el abdomen y los senos.
Ademas el centro de gravedad de la embarazada pasa hacia adelante, por lo cual  ciertos músculos se acortaran. Algunos músculos quedan debilitados durante el embarazo: gúteo mayor y recto abdominal. El aumento del tamaño y peso de los senos, hace que se acorten los pectorales menores. Las costillas se elevan y la presión sobre el piso pélvico será mayor.
Debido a malas posturas, se incrementa el estrés sobre la columna, llevando a dolores de hombro y cuello.
Contrariamente a la respiración abdominal del yoga, Pilates requiere un control de la respiración diafragmática, de manera que el pecho se abra lateralmente. Ayuda a que la madre se relaje y “abra” el pecho. Aprender a manejar esta técnica es de vital importancia, siendo uno de los principios más difíciles de dominar.

Ejercicios de movilidad lateral como de adelante hacia atrás, tanto pasivas como activas, pudiendo combinarlas. También puede abordarse esta movilidad desde las caderas, siendo interesante el trabajo de conservar la estabilidad tónica de la pelvis durante los movimientos de cadera. Luego será la pelvis la que oscile sobre las caderas, desde los movimientos pélvicos hacia los lumbares y viceversa. Algunos de estos movimientos tienen especial interés durante el embarazo: movilizan la zona inferior del abdomen, activando la circulación, especialmente de los grandes vasos. Es importante el trabajo de los músculos glúteos para dar más estabilidad a la zona.
Normalmente, una mala funcionalidad de la pared abdominal le resta estabilidad a la espalda baja y a toda la zona pélvica. Durante el embarazo, los músculos abdominales sufren un importante estiramiento en todas direcciones. Esto puede sumarse al dolor crónico de espalda, debido a que ahora estos músculos progresivamente han disminuido su apoyo a la dinámica de la zona. Con respecto al abordaje del trabajo abdominal durante el embarazo, hay escuelas que evitan el uso de los rectos anteriores, mientras otras lo permiten, pero únicamente si se suma la conexión de los transversos y del piso pélvico simultánea y activamente. Dentro de la medicina las opiniones varían igualmente, por lo que los instructores deben guiarse por la recomendación del ginecólogo tratante en cada caso.
Al iniciar los movimientos desde un núcleo o centro de estabilidad, combinado con un control apropiado de la respiración, se maximiza la estabilización del centro de la madre, antes y durante el embarazo, reduciendo al mínimo los riesgos en el ejercicio. Será muy importante el regreso al mismo, luego del parto, tanto para el bienestar físico como mental. En manos de un instructor adecuado, Pilates puede ser disfrutable y altamente efectivo para ayudar a afrontar todos los cambios que sufrirá el cuerpo de la gestante.